Oxapampa

Capital de provincia: Oxapampa

Ubicación: Región Pasco

Altitud: 1814 m.s.n.m.

Clima: Húmedo semicálido. Temperatura, entre los 23ºC y 16ºC. Temporada de lluvias, entre noviembre y marzo.

Población: 90.000 habitantes

Extensión territorial: 18.674 Km²

Distritos:  (7)

Oxapampa

Chontabamba

Huancabamba

Villa Rica

Puerto Bremúdez

Pozuzo

Palcazú

Reseña histórica:

La provincia de Oxapampa fue creada por Ley Nº 10030 el 27 de noviembre de 1944. La provincia se crea convirtiendo el distrito de Huancabamba en provincia denominándola Oxapampa, teniendo como distritos a Oxapampa, Chontabamba, Huancabamba y Villa Rica. En el transcurso del tiempo se crean los distritos de Puerto Bermudez, el año de 1958; Pozuzo en 1968 y Palcazú en 1986.

En el portal de la Municipalidad Provincial de Oxapampa encontramos amplia información de la historia de la provincia de Oxapampa, la dirección del portal virtual http://www.munioxapampa.gob.pe, contiene lo que a continuación se transcribe:

Reseña Histórica de la Provincia de Oxapampa

HISTORIA DE LA PROVINCIA DE OXAPAMPA

1.1 ORIGEN

El nombre de Oxapampa proviene del quechua «ocsha», que significa «paja» y «pampa», que quiere decir «llanura». Oxapampa como provincia fue creada el 27 de noviembre de 1944.

1.2 OCUPACIÓN DEL TERRITORIO

Podemos hablar de varias fases en la forma de ocupación del territorio de la provincia. Tenemos una, que va desde la ocupación temprana por los grupos étnicos amazónicos hasta la llegada de los españoles; una segunda, que va del intento de éstos por ingresar a la zona hasta el cierre de la selva central por la resistencia indígena; y una tercera, que data de mediados del siglo XIX, con la llegada de los colones austro - alemanes hasta la posterior llegada de la migración andina.

 

a. PRIMEROS POBLADORES

Según Mora Bernasconi, la presencia de los pueblos indígenas de la selva central se remonta aproximadamente al año 3000 a. de C., época en que los proto-arawak, quienes son lejanos antepasados de los ashánincas, se establecieron en el curso medio del Amazonas, en lo que es actualmente el territorio del estado de Amazonas en el Brasil. Como resultado del desarrollo de la agricultura, la población se fue desplazando río arriba de los llanos inundables hasta el límite con los Andes, dando origen a otras oleadas migratorias y a diversas ramificaciones del grupo etnolingüístico proto-arawak, que devinieron en la formación del actual pueblo Yánesha.
Posteriormente, parte de los arawak fueron desplazados de las cabeceras del Ucayali hacia las tierras altas interfluviales y devendrían -junto con las etnias machiguenga y nomatsiguenga- en los actuales Asháninkas.

Estos grupos humanos no avanzaron a una cota de más de 1500 m sobre el nivel del mar, el punto crítico del cultivo de la yuca (Manihot esculenta), base de su alimentación y que representaba el 70 por ciento de sus cultivos. La agricultura migratoria, la caza y la pesca constituían las fuentes de su subsistencia. Además de la yuca, cultivaban maíz (Zea mays), frijoles (Phaseolus spp.), dale-dale (Calathea spp.), maní (Arachis hypogaea), arracacha (Arracacia xanthorrhiza), calabazas (Cucurbitaceae), sachapapa (Dioscorea sp.), ajíes (Capsicum spp.) y piñas (Ananas comosus). También cultivaban coca (Erythroxylum coca), una pequeña parte de la cual se destinaba a usos medicinales y mágico-religiosos, y algodón (Gossypium spp.), utilizado para la confección de vestidos, adornos, cestería y armas.

Aparte de estas especies, probablemente cultivaban muchas otras, ya que en la actualidad los Asháninkas de la región del Gran Pajonal utilizan no menos de 49 especies cultivadas para usos alimenticios, medicinales, mágico-religiosos y otros.

La técnica utilizada, igual que ahora, era la de la tala y quema para la preparación de los terrenos, reproduciendo en gran medida la estructura vertical de los bosques húmedos tropicales. Derribaban grandes árboles con hachas de piedra hasta la llegada de los españoles y sembraban semillas y retoños utilizando azadones, ahora reemplazados en parte por machetes y barras. Estos métodos primitivos de cultivo sugieren que la alimentación se basaba más en la caza, la pesca y la recolección, que en la agricultura.

Desde épocas muy remotas, existió un intercambio socioeconómico y cultural entre las etnias amazónicas. El investigador Bergman sostiene que hacia el año 1200 a. de C. ya se había desarrollado una importante red comercial, que tenía como principal punto de encuentro al Cerro de la Sal, a una legua de distancia de la confluencia de los ríos Chanchamayo y Tulumayo, de donde se extraía sal gema. Los ashánincas eran los encargados de proveer de este preciado recurso a otros grupos indígenas (Piro, Remo y Mochobo). A cambio de ello, recibían ropa, plumas, monos, aves, cerámicas y otros bienes. Del mismo modo, intercambiaban artefactos de bronce con los incas y otros pueblos andinos.

Asimismo, según información de pobladores de Pozuzo, señalan que se ha encontrado gran cantidad de vestigios líticos (hachitas, raspadores, puntas y otros), restos de cerámica incipiente y mejor trabajada, armas de piedra de origen inca y, en los últimos años, restos fósiles en el río Seso, por la carretera a Santa Rosa. Con respecto a la presencia de la Cultura Inca, se ha encontrado restos de andenes, que naturalmente indican su avance en el lugar de Toropampa, en la zona del Pozuzo.

 

Hacia los años 1000 -1400 d.C., las poblaciones pertenecientes a los grupos étnicos Taruma (Tarma) y Huanca (Valle del Mantaro) se expandieron y penetraron por primera vez en los valles de Chanchamayo y de Satipo. Restos de plataformas y terrazas de obvio origen andino testimonian esas inmigraciones y coinciden con el ideal andino del dominio de una máxima variedad de biotipos. Aunque parece no haberse producido otras penetraciones, es posible que hayan existido contactos continuos entre los pobladores de la Sierra y los Asháninkas y Yánesha, mediante el intercambio de productos. Sin embargo, como señalan algunos historiadores y antropólogos, las relaciones entre las poblaciones andinas y amazónicas de la región central del país no tuvieron nunca un flujo de intercambio institucionalizado como el de la selva sur, debido probablemente a la inexistencia de centros poblados prehispánicos importantes en el área andina vecina a dicha región amazónica.

 

 

b. PRESENCIA ESPAÑOLA Y REBELIÓN INDÍGENA

El primer contacto entre nativos y españoles se dio a finales del Siglo XVI, en el año 1595, con el jesuita Joan Font, y continúa con las entradas de los franciscanos en 1635, quienes fundaron las misiones del Cerro de la Sal, en la actual Villa Rica y de San Juan Buenaventura de Quimiri, en las inmediaciones de la actual La Merced. Para 1667 existían 38 misiones con una población dealrededor de 8500 personas, en su mayoría asháninkas.

Gracias a la autorización virreinal de 1671 para hacer nuevas entradas al Cerro de la Sal, y a los posteriores ingresos del padre Biedma en 1673 para evangelizar a los indígenas de los valles de Satipo y Sonomoro, la influencia española dejó sentir su presencia en la zona.Sin embargo, es recién a inicios del siglo XVIII que los franciscanos consolidan su intervención, como señala Varese en su libro ―La sal de los cerros‖.

Los misioneros franciscanos cruzaron la cordillera del Yanachaga y fundaron las misiones de Cristo Crucificado del Cerro de la Sal, Nuestra Señora de Quimiri, San Antonio de Eneno, San Joaquín de Nijandaris y Purísima Concepción de Metraro, extendiendo su dominio sobre el Cerro de la Sal y, consecuentemente sobre sus rutas de acceso, buscando el control sobre los demás grupos étnicos que acudían periódicamente a extraer la sal. La entrada de los religiosos permitió el establecimiento de haciendas de europeos residentes en Tarma y Jauja, como una forma de penetración y conquista de nuevas tierras. Incluso, como señala Wilfredo Laura, Pozuzo estuvo reducido a dos pueblos: Asunción de Pozuzo (con 164 nativos al cuidado del padre Francisco Honorio Matos) y Nuestra Señora del Carmen de Tillingo (con 100 nativos al cuidado pastoral del padre Francisco José Arévalo). Sin embargo, las misiones estaban al borde de los territorios Yánesha y Asháninka.

Hacia 1742 estalla la rebelión de Juan Santos Atahualpa, y fue apoyada por todos los pueblos indígenas de la selva central (Asháninkas, Yáneshas y Nomatsiguengas), así como por los de las regiones vecinas (piros, conibos, shipibos). Estos últimos, según indica Stefano Varese, provenían del Ucayali, de la Pampa de Sacramento, del río Pachitea e, incluso, del Urubamba. Varese distingue lo que denomina dos grandes periodos en el movimiento revolucionario: el primero, desde el inicio de la rebelión en 1742 hasta 1752, caracterizado por las acciones bélicas entre las fuerzas indígenas y las tropas militares enviadas desde Lima; y el segundo, desde la retirada indígena en 1752 hasta las últimas décadas del siglo XVIII. La victoria de la rebelión de Juan Santos fue conseguir la liberación de la población nativa y de la región de la selva central del Perú virreinal, que se tornó durante casi un siglo, prácticamente, imposible de reconquistar.
Las reducciones de Pozuzo, según Laura, fueron replegadas hacia la sierra al estallar la rebelión, eso causó la muerte de muchos indígenas y el retorno de otros a su lugar de origen. Las haciendas selváticas del valle de Chanchamayo, por su parte, fueron ocupadas y destruidas, y muchos de sus dueños asesinados. Diez años después, la región de la selva central se aisló de la zona andina. En la práctica se estableció una nueva frontera, interrumpiéndose el flujo demográfico, económico y cultural entre ambas regiones.

 

c. COLONIZACIÓN REPUBLICANA

A mediados del siglo XIX, se establecieron en la Sierra grandes latifundios para la cría de ganado ovino y para la producción agrícola, destinados a satisfacer las necesidades de las ciudades de la Costa y a proporcionar más productos agrícolas para la exportación. La apropiación de tierras comerciales también promovió la ocupación de la zona, ya que produjo excedentes de mano de obra que podía dedicarse a los trabajos en las nuevas haciendas de la Selva Central. La legislación de 1845 declaró que las organizaciones tribales eran dueñas de los territorios que ocupaban, y que los colonos eran propietarios de las tierras en que viven. Señala también el historiador Jorge Basadre que, debido a la manumisión de los esclavos negros y a la falta de brazos en las haciendas costeñas, se impulsó una política de aliento a la inmigración al Perú de asiáticos y europeos.

Hacia 1853 habían llegado al Perú un millar de migrantes alemanes, quienes se establecieron en ciudades, merced a la legislación que promovía la inmigración. En ese mismo año, dos expediciones de alemanes salieron con destino a Tarapoto y Moyobamba, de los que sólo llegaron 3 personas, por lo que terminaron en un estrepitoso fracaso. Casi al mismo tiempo, Cosme Damián Schütz y su socio Manuel Ijurra firman en 1853 un contrato con el estado peruano para traer, en el lapso de 6 años, a 13 mil colonos alemanes. Se les pagaría 30 pesos por cada uno, pero el contrato caducó al año sin ser cumplido.

 

Mediante decretos del 8 de junio y 6 de diciembre de 1855, el entonces gobierno de Castilla otorga nuevamente a Schütz e Ijurra las concesiones para llevar colonos alemanes hacia la selva central, específicamente a la zona del Pozuzo. El Gobierno del Perú ofrecía lo siguiente: pagar los gastos de transporte de Europa a Pozuzo, la construcción de un nuevo camino de Cerro de Pasco a Pozuzo, así como la entrega de una gratificación de 15 pesos para cada colono mayor de 15 años. La repartición de 140 leguas cuadradas de tierras vacantes entre los colonos para luego convertirse en legítimos propietarios, todo exento de todo impuesto, y la manutención de los 6 primeros meses. Asimismo, el Gobierno se encontraba en la obligación de brindar servicios básicos como sanidad, construcción de escuelas, iglesias y otros. Por su parte, exigía que los colonos sean católicos y trabajadores de una conducta intachable. Para hacer posible este proyecto, Schütz fue nombrado responsable de esta colonización, y se le asignó un sueldo de 2400 pesos anuales.

Siguiendo con el relato, y citando al profesor Laura, ―el Barón Cosme Damián publicó en un diario alemán su proyecto de colonizar Pozuzo. El Padre Benedictino Agustín Scherer se enteró del proyecto que ayudaría a sus hermanos campesinos y artesanos pobres, y por esa razón recomendó al Padre José Egg, Capellán de Wald (Tirol). Después de un diálogo con el Barón se oficializó el apoyo de ambos religiosos, quedando autorizados para buscar en el Tirol a las personas indicadas. La noticia de que irían acompañados por el padre José Egg inspiró mayor confianza, esperanza y fe entre los aldeanos tiroleses, donde cada persona que quería formar parte del grupo debía tener una recomendación de buena conducta otorgada por el párroco de su pueblo.

 

Continuando con el relato de Basadre, los migrantes que llegaron al Callao, procedentes de Amberes, en la fragata belga Norton el 20 de junio de 1857, constaban de 160 familias, que se complementaron con otras 80. La expedición no contó con la ayuda que había ofrecido el gobierno peruano en la cantidad y calidad de cosas, y desde Huacho pasó abriendo un camino de Acobamba a Santa Cruz y Pampa Hermosa, donde hizo un primer asentamiento, abandonado más tarde a causa de las inundaciones, llegando a la confluencia de los ríos Pozuzo y Huancabamba el 25 de julio de 1859 y fundó allí la ciudad de Pozuzo.

 

Un segundo grupo de colonos, conformado por 321 personas, se embarcó de Amberes a bordo del barco italiano Valparaíso, y después de 97 días de viaje marítimo llegó al Callao en la tarde del 22 de julio de 1868, para luego pasar a Huacho y así poder seguir la misma ruta que sus antecesores (1857); aunque sólo llegaron 315 a Pozuzo. Este segundo grupo debería haberse dirigido a la zona del Mayro, pero como el camino no estaba en buenas condiciones prefirió quedarse en Pozuzo.

El mismo Basadre habla de un pueblo de unas 100 casas con arquitectura peculiar que hasta ahora existe, muy ordenado y con unos 500 habitantes. También señala la figura del padre José Egg, quien fue el guía espiritual de esta comunidad de católicos tiroleses de Insbruck y prusianos del Rhin.

El 18 de agosto de 1891, un grupo de colonos encabezados por Enrique Bottger Treu sale de Pozuzo con dirección al valle de Oxapampa y fundan el 30 del mismo mes, «Santa Rosa de Oxapampa». Posteriormente, se obtiene la Resolución Suprema de fecha 4 de mayo de 1899, que aprobaba el plano catastral del pueblo de Oxapampa, y que en la actualidad es la capital de la provincia.

Los monjes franciscanos, por su parte, abrieron nuevas tierras a la inmigración andina campesina, estableciendo la misión de la Asunción de Quillazú (Oxapampa) en 1881, y las de San Luis de Shuaro y de San José de Sogorno, ambas en Chanchamayo en 1886 según señala el padre Ortiz.

La política vial de fines del Siglo XIX promovía la penetración al interior de la Selva. Ello llevó a la Comisión Hidrográfica del Amazonas a buscar una ruta para la construcción de un camino que comunicara la Costa con algún río navegable, haciendo posible la comunicación con Iquitos. En 1860 comenzó la construcción del camino de Pichis, y en sólo cinco meses un camino de herradura de 155 km unía a San Luis de Shuaro con el actual Puerto Bermúdez. En 1892 se inició la navegación entre Puerto Bermúdez e Iquitos. Esta vía cruza las zonas del Palomar, Entaz, Neczú, Eneñas y Cacazú, hasta llegar a Puerto Bermúdez.

Entre los años 1880 y 1915, a raíz del descubrimiento del proceso de vulcanización, se produce una intensiva explotación del caucho, expandiéndose este boom también a los valles del Pichis y del Palcazú. Produjo por eso un diezmamiento de la población nativa, hasta que los campas declararon la guerra a los empresarios del caucho y lograron clausurar el curso del río Pichis, impidiendo la circulación de los caucheros.

A partir del ingreso de los colonos austro-alemanes y la penetración de los caucheros, se habla de una provincia vinculada a los centros y mercados de la zona andina, y esto se aprecia en los siguientes hitos:

1918, se crea el distrito de Pozuzo mediante ley Nº 2889. Este pertenecía a la provincia de Pachitea del departamento de Huánuco.

1919, se inaugura la carretera central Chanchamayo, que va a posibilitar las primeras colonizaciones en el bajo Entaz y el Palomar.

1925, se funda Villa Rica por el colono Leopoldo Krausse Kilatt.

1930, el gobierno del presidente Augusto B. Leguía inicia la construcción del Ferrocarril Tambo del Sol – Pucallpa. Las obras comenzaron por Pucallpa, aunque se paralizaron con la caída de Leguía.1950, el Gobierno del General Odría retoma la construcción de este ferrocarril, pero esta vez comenzando las obras desde Tambo del Sol en el distrito de Ninacaca - Pasco. Aunque este proyecto no se concluyó, indujo a una fuerte migración hacia las márgenes de los ríos Cacazú, Palcazú, Pichis y Azupizu, dado que en su recorrido incluía el paso por Oxapampa y Pozuzo, para llegar a Pucallpa.

1943, llega la carretera a Oxapampa, permitiendo una intensa explotación forestal y el inicio de una fuerte inmigración de colonos de la serranía: Huánuco, Junín, Pasco y Apurímac.

1947, se funda el pueblo de Iscozacín, ubicado a las orillas del río Palcazú.

1955, la compañía Cerro de Pasco Corporation inicia exploraciones petroleras en las zonas del Pichis y Palcazú.

1956, llega la carretera a Villa Rica, activando la economía de la zona, especialmente el cultivo del café, y propiciando el auge de esta actividad, así como la necesidad de buscar mano de obra entre los pobladores andinos, quienes posteriormente se convierten en agricultores independientes en zonas de fuerte pendiente, poco aptas para la agricultura.

1958, se crea por ley 13014 el distrito de Puerto Bermúdez.

1960, en el valle de Palcazú se inician las actividades de prospección petrolífera, provocando una gran cantidad de peticiones de tierras y una mayor inmigración. Al no concretarse las expectativas de riqueza petrolífera, la mayoría de los peticionarios abandonaron la región y, en 1969, al anularse las concesiones de tierras que no se explotaban, los Yáneshas comenzaron a solicitar el reconocimiento de la propiedad de las tierras que ocupaban. Esta petición se cristalizaría al promulgarse en 1974 la Ley de Comunidades Nativas y de Promoción Agropecuaria.
1972, mediante decreto ley 19373, se anexa el distrito de Pozuzo a la provincia de Oxapampa, por estar más articulado social, administrativa y económicamente.

1974, llega la carretera a Pozuzo, activando la actividad económica de la zona y reforzando los flujos comerciales con la capital del país. En ese mismo año, el antropólogo Steffano Varese hace un primer planteamiento para proteger la cordillera de Yanachaga, pero por razones antropológicas, dado que se consideraba zona totémica y territorio de caza por parte de la etnia Yánesha. También ese año, Antonio Brack eleva un informe a la Dirección General Forestal y de Fauna, del Ministerio de Agricultura, para un 'Proyecto de Área Reservada Yanachaga Chemillén'. Luego en 1977 el antropólogo Richard Chase Smith refuerza la idea de establecer la protección, pero ahora como un Parque Nacional y una Reserva Comunal para las comunidades nativas.

1980, se crea el Proyecto Especial Pichis Palcazú para impulsar el desarrollo de la selva central,mediante la  ejecución de programas de desarrollo multisectorial y aprovechando los recursos naturales de la región. Mediante este proyecto se han construido las siguientes carreteras: Villa Rica- Puerto Bermúdez (150 Km) y Cacazú- Iscozacín (57 Km). A la fecha se ha realizado un gasto de aproximadamente 117 millones de dólares.

1984, se crea Ciudad Constitución, con la perspectiva de ser el centro poblado central de esta zona de la selva del país, y generando una fuerte colonización planificada.

1985, se termina de construir la carretera Villa Rica – Iscozacín, facilitando la entrada de numerosos colonos de origen andino.

1986, se introducen fuertemente en Oxapampa el terrorismo y el narcotráfico, fenómenos que alteran el proceso de ocupación, al ser causa de fuerte emigración. Se crea, por ley 24526, el distrito de Palcazú, en base a territorio del distrito de Huancabamba y Pozuzo.

 

Es necesario señalar que, si bien no hay anales escritos, a partir de los años 90 se inicia la gran oleada de migración andina, con poblaciones desplazadas de algunos sectores de la sierra por la violencia terrorista que, a la larga, se asientan en esta provincia, creando un tercer grupo poblacional importante.