Pueblo Histórico de Jauja

La ciudad de Jauja es la capital de la provincia de Jauja, ubicada en el Valle del Mantaro ante el Valle de Jauja, se encuentra a una altitud de 3352 msnm.

En cuanto al origen del nombre, a pesar de que las raíces etimológicas de la palabra "Jauja" se suelen buscar en vocablos quechaus o aymaras (quechua: sausa), también es probable que se le asignara ese nombre en recuerdo y homenaje a la ciudad española de Jauja.

Jauja fue una de las primeras ciudades fundadas por los conquistadores españoles que llegaron al Tawantisuyo en el siglo XVI y fue capital del Virreynato del Perú hasta 1535, año que se fundó la ciudad de Lima.

Su condición de ciudad histórica se inicia desde la época preincaica, siendo sede de la confederación Xauxa - Huanca y su capital administrativa la ciudadela de Tunanmarca. En el Tawantinsuyo abarcó el Hatun Xauxa y parte del Hurín Huanca. 

Durante el viaje de los conquistadores hacia la ciudad del Cuzco, el año 1533 Francisco Pizarro llega a Hatun Xauxa y vió la conveniencia de fundar una ciudad que sirviera como cabecera o capital de los territorios que estaba descubriendo, es así que el 4 de octubre de aquel año, sin los protocolos que exigía la corona, improvisan una ceremonia de fundación que se suspende, pues los conquistadores estaban apurados y todos querían llegar al Cuzco en busca del oro de los Inkas (el historiador español León Felipe, en alusión a esta conducta de apremio en la busqueda de oro, dice que los españoles adolecían de la fiebre amarilla). Al proseguir sus huestes con dirección al Cuzco, los españoles dejaron una pequeña guarnición en Hatn Xauxa (Jauja). 

El jaujino Alberto Hurtado Dianderas en un texto meciona que la fundación de Jauja es probable que haya sido el 4 de octubre de 1533 por el hecho de que los españoles daban por patrones de sus fundaciones el santo del día que se verifica la fundación. La patrona que se dió a Jauja es la Virgen del Rosario, que aquel año de 1533 cayó el 4 de octubre.

Al regresar Francisco Pizarro a la llacta Inka de Hatun Xauxa, el 25 de abril de 1534, fiesta de San Marcos Evangelista, Pizarro completa la ceremonia iniciada el 4 de octubre de 1533 y funda la ciudad bajo el nombre de "Santa Fe de Hatun Xauxa" utilizando la denominación quechua que los incas otorgaron a la localidad. Esa misma mañana, el Gobernador Pizarro, ayudado por Juan de Pancorvo, midió el terreno destinado al tamplo, luego se procedió al reparto de solares, señalándose uno para el convento de los dominicos.

En los días sicesivos, los indios de los curacas wankas Cucichaca y Huacrapaúcar empezaron a edificar la ciudad. Al respecto el historiador Porras Barrenechea afirma: "y así, con traza española y mano de obra india, empieza a surgir la capital mestiza del Perú de Pizarro". 

Jauja fue sede del cuartel general de Pizarro hasta el 29 de noviembre de 1534, fecha en que partió hacia la costa, decidido a fundar una nueva ciudad capital que tuviese acceso al mar.

Durante el año 1534, en que Pizarro y su tropa hicieron una prolongada estadía en el valle de Jauja, disfrutaron de su templado clima y de enormes tampu o tambos (depósitos) en donde los incas habían acumulado enormes cantidades de alimentos, vestimentas y riquezas varias que permitieron a los españoles vivir holgadamente durante meses. Precisamente, esta abundancia fue probablemente lo que les hizo recordar a la española Jauja, en la cual, según relata con exageración Lope de Rueda, las calles estaban empedradas con piñones y por ellas corrían arroyos de leche y de miel. Así se asentó la legendaria magnificencia del valle del Mantaro, y más en concreto del País de Jauja.

Los primeros encomenderos jaujinos fueron dos hombres de confianza de Piizarro: Martín de Alcántara (hermano uterino de Pizarro) y Rodrigo de Mazuelas. Pizarro estuvo por última vez de jauja el 27 y 28 de junio de 1538, camino al Cuzco, en momentos que su hermano paterno, Hernando, decidía la suerte de Diego de Almagro. 

Durante la colonia, Jauja pasó a formar un corregimiento dependiente de la intendencia de Tarma, que era la principal ciudad de la zona. 

Durante la Guerra del Pacífico Jauja intervino en los momentos finales, ya consumada la derrota peruana y efectuada la invasión chilena. Los grandes fundos que se habían establecido en la zona fueron saqueados tanto por el invasor como por el ejército de resistencia comandado por Andrés Avelino Cáceres. El territorio de Jauja fue escenario de la "Campaña de la Sierra", en la cual las huestes peruanas intentaban causar un repliegue en el avance chileno.

Luego de la guerra, la ciudad de Jauja empezó a tomar renombre como un lugar de clima saludable, especialmente para los enfermos de tuberculosis y otras afecciones respiratorias. El establecimiento del Sanatorio Domingo Olavegoya hizo que a Jauja acudieran enfermos de muchas partes del mundo, que hicieron de Jauja una ciudad pequeña pero muy cosmopolita, descrita magistralmente en la novela País de Jauja, de Edgardo Rivera Martínez, e inspirando también a Abraham Vadelomar para su novel "La Ciudad de los Tísicos". En el cementerio de Jauja se pueden ver lápidas con nombres provenientes de muchas partes del mundo. Luego del desarrollo de los antibióticos, la ciudad dejó de tener importancia en ese aspecto.

Jauja se caracteriza por sus festividades religiosas, coloridas danzas, y por su excelente clima. Celebra su fiesta patronal en primer domingo de Octubre, en homenaje a la Virgen del Rosario y a la Mamallanchic Chapetona.