Septiembre - Virgen de la Merced

El culto a la Virgen de Merced o de las Mercedes es una de las devociones más antiguas y arraigadas en nuestro país. Su gloriosa historia se inicia en la Edad Media, cuando San Pedro Nolasco con el apoyo del Rey Jaime I de Aragón —por especial revelación de la misma Virgen— funda el 10 de agosto de 1218 en Barcelona la “Celestial, Real y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced”, para la redención de los cautivos en poder de los musulmanes.

La trayectoria de esta benemérita Orden es maravillosa y heroica: “Desde su inicio y durante los seis siglos siguientes pudo redimir a más de ochenta mil cautivos devolviéndoles a su patria y a su hogar con el precio de mil quinientos mártires que derramaron su sangre por la conquista de la libertad de los cristianos”.

Extensión de su culto en el Nuevo Mundo

Los Padres Mercedarios llegaron al Perú junto con los primeros conquistadores, y con ellos la devoción a la Virgen de las Mercedes, que rápidamente se extendería por el vasto Virreinato. De ello nos da cuenta el historiador jesuita, P. Rubén Vargas Ugarte: “Fruto del celo de los mercedarios fue la difusión del culto a la Virgen titular, algunas de cuyas imágenes, como las de Lima, Quito, Pasto, Piura, Chachapoyas, Portobelo, Ica, Tucumán y Caracas, vinieron a ser muy populares y veneradas”.

Fray Miguel de Orenes, quien fundara en 1535 el convento de Lima, trajo la primera imagen de la Virgen de la Merced que se veneró en esta ciudad. El P. Luis Vera en su Memorial de la fundación y progreso de la Orden de Nuestra Señora de la Merced de la Provincia de Lima (1637) señala que ya esta imagen obró estupendos milagros entre los conquistadores y primeros pobladores de la ciudad.

La primitiva ermita mercedaria, un oratorio pequeño y de pobres materiales, fue sustituida por el magnífico templo levantado durante el gobierno del Marqués de Montesclaros (1608-1615) y que hasta hoy contemplamos, a pesar de la furia de los temblores y los saqueos de los piratas. En tiempos recientes la Santa Sede ha elevado la iglesia al rango de Basílica Menor.

En su interior alberga grandes joyas del arte y de la piedad cristiana, entre las que destacan El Cristo de la Conquista, una conmovedora imagen de la Virgen Dolorosa, los restos mortales del Venerable P. Urraca y su famosa Cruz que tanto excita la devoción popular, y otras. Lamentablemente, en años recientes ha desaparecido la preciosísima reliquia de la Sagrada Espina guardada en la Basílica.

 

Primera imagen coronada canónicamente en el Perú

La imponente imagen de Nuestra Señora de la Merced, expuesta en su altar mayor, es muy antigua y de muy bella factura. Data del tiempo de la inauguración de la iglesia a comienzos del siglo XVII. Fue jurada patrona de los campos de Lima por el Cabildo el 20 de setiembre de 1730, proclamada Patrona de las Armas de la República por el Congreso Nacional de 1823 y coronada canónicamente en 1921.

Desde antaño se le reconoce su especial protección a la capital, como lo consigna un Acta del Cabildo limeño: “También recibió esta ciudad el beneficio de esta Divina Señora por el mes de julio del año 1615, en que intentaron invadir el presidio del Callao once navíos corsarios holandeses, en que hallándose sin defensa, invocaron su patrocinio y acudió prontamente su clemencia al socorro de este trabajo, apareciéndose acompañada de numerosos ángeles, vestida con el sagrado hábito de su Orden y mirando con semblante benigno a la ciudad la protegió extendiendo su piadoso manto y arrojó del puerto a los enemigos...”.